jueves, 4 de agosto de 2016

Nuestra complemetación

Un trago amargo de realidad a nuestra tumba donde las flores son negras y el cielo es gris, donde el pasto es verde pero los árboles no permiten pasar la luz, donde solo nuestras lapidas nos reflejan la luz del horizonte.
  Ahora mismo veo desde lejos nuestro ultimo abrazo, nuestro ultimo momento donde realmente estábamos vivos y no lo fingíamos, donde por fin sentíamos y no pensábamos, donde no nos preocupaba que seguiría, no nos importaban las consecuencias y solo asumíamos el momento, donde solo los sentimientos y nuestro físico de apoderaba de nuestra realidad, ese momento que no importaba si íbamos a morir o vivir, solo que todo lo haríamos juntos, tal vez fue nuestro mayor error, el saber que había un futuro, planearlo sin preguntar a nuestras mentes si luego perderíamos el afecto por un trabajo o por un nuevo placer, el arriesgarnos a perder nuestra juventud finita por el otro, perder nuestra adultez por el otro, arriesgar todas nuestras posibilidades a que el uno era para el otro sin pensar si así era.
  Eso no importo, nunca lo fue, pero nuestro único error fue ser personas distintas seres distintos, buscar complementarnos aun sabiendo que eramos diferentes, querer ser ambos la noche o el día, el fin o el principio, desequilibramos nuestro ser y entonces perdimos nuestro afecto el uno por el otro.
Era todo tan aburrido pero excitante, proponer sabiendo que era un si el porvenir y no una rotunda negación que cambiaría nuestras expectativas, eso nos mato, el saber que siempre seria todo una aceptación, el vivir o el morir, el resignarse o la lucha, el amar o el odiar, nunca supimos tomar una cada uno, eso fue los que nos mato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario